Jóvenes Orgulloso de ser un extra

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Desde que somos pequeños sabemos que existen los villanos y los héroes, que siempre alguien gana y el otro pierde, que algunos triunfan y otros no. Luchamos para alcanzar lo inalcanzable, ser perfectos cuando no estamos ni terminados, constantemente nos sentimos vacíos y sin valor. No tenemos idea de lo que buscamos, sin embargo nos paramos hasta encontrar lo que supuestamente nos hace felices, intentamos definirnos basándonos en la opinión ajena, opinión de personas a las que muchas veces ni siquiera les importamos; tenemos miedo al fracaso sin atrevernos a jugar el partido porque normalmente… Nadie quiere ser un extra. Buscamos el sentido de la vida en un mundo aparentemente sin sentido, creemos que por nuestras fuerzas llegaremos a donde nos propongamos, que solo tenemos que creer en nosotros mismos. No necesitamos a nadie, no necesitamos de un dictador todo poderoso que maneja el mundo a su antojo y que evidentemente no existe, el típico cliché de omitir lo sobrenatural mientras esperamos un milagro. Queremos ser famosos, poderosos, importantes porque realmente… Nadie quiere ser un extra. Todos nos soñamos protagonistas, queremos ser los héroes de nuestra historia, recibir el aplauso audible del público que una vez te criticó, y de ser posible, restregar en su cara tu actual éxito. Soñamos con la vida perfecta, o mejor dicho, lo que nos han vendido como tal. No nos importan los medios, solo el fin, no tenemos corazones, sino piedras que laten como tal, no medimos consecuencias solo pensamos en placeres, con tal de ser aceptados decimos cosas que no pensamos, y hacemos otras que no queremos porque claramente… Nadie quiere ser un extra. (Lee también ¿Por qué no soy feliz?) No creemos con el derecho de criticar a otros por sus acciones aunque nosotros hagamos lo mismo, juzgamos sin ser jueces, rompemos sin haber construido, desechamos sin saber el valor de las cosas y nos burlamos de lo que no tiene gracia. ¿Qué más da no amar si nadie me ama?, ¿Por qué tengo que confiar, si en mi nadie confía?, ¿No soy bueno?, pero nadie lo es, Trato como me tratan, no tengo porqué perdonar, porque tampoco a mí me perdonan. No quiero parecer débil, porque este es un juego donde el más fuerte gana, y nadie quiere a un perdedor porque obviamente…Nadie quiere ser un extra. Un extra, un relleno, alguien sin importancia, sin valor, sin reconocimiento, pero sin extras no hay película, no hay historia, ni hay protagonistas. (Lee también ¿Cómo ser felices de verdad?) Nacimos como extras en una historia con un único protagonista, que además resulta ser el autor, director, productor y guionista, y una vez que lo conoces cambia tu posición de extra a extraordinario. Quiere compartir su papel contigo, aunque tu trates de robar su lugar y opacarlo, te es imposible, es demasiado bueno para que un simple extra lo desplace, este personaje es tan singular que no solo te perdona aunque le quieras robar el crédito, sino que cuando la película termina su logro te lo dedica a ti, que no eres un tercio de su nivel. Entonces ya no eres un extra… Has luchado toda la vida para alcanzar una posición que ya otro te regaló, te volvió importante sin serlo, te dio valor sin tenerlo, te hizo especial sin merecerlo. Cuando miras atrás y recuerdas tus métodos, tu manera de actuar, decir, ser, te sientes lo peor, es que ya estás notando un cambio, entonces ya no quieres ser protagonista, quieres vivir por y para retribuirle todo lo que el director te regaló, ya no te importa la posición, ni la fama, ni las riquezas. Solo quieres que en cada propósito y proyecto que el autor tenga contigo te permita ser uno de los extras que lo ayuden a realizar la película perfecta, con eso es suficiente para sentirte completo, y lo que antes era tu última prioridad ahora es tu único objetivo…. Entonces te sientes orgulloso de ser un extra.   (También puedes leer nuestro repositorio sobre temas afines:) ¿Aceptas que la vida te rebaje de precio? Luz sois del mundo    

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